miércoles, 8 de marzo de 2017

Reflexiones del Siglo XXI

Por: Jesús Arenas Hernández

La idea es propiciar una reflexión permanente sobre los acontecimientos en “pleno desarrollo” de nuestra realidad mundial, especialmente latinoamericana. Ello por cuanto es indispensable revisar la naturaleza y la direccionalidad de los hechos actuales en los países vulnerables, primordialmente en lo relacionado con el bienestar colectivo de sus pueblos. Aún persiste la pregunta y la duda acerca del futuro probable y su factibilidad en el consenso social, político y económico. Acaso ¿estamos satisfechos respecto a que la voluntad de las personas, sus sueños y esperanzas; están siendo satisfechas en sus necesidades apremiantes? No olvidemos la historia y sus lamentos.



El siglo XX, finalizó con la caída del muro de Berlín. Es pan comido. Esa sorpresiva realidad, abrió las puertas a un supuesto e intencionado Orden Internacional, fraguado, edulcorado y estructurado como consecuencia y a raíz de la segunda guerra mundial. Arrastró, como cola de cometa, una propuesta capitalista y una profunda confrontación norte-sur. Clavo pasado, dirán los letrados de la historia. No estoy plenamente convencido que esas cicatrices se hayan cerrado. Porque en primer término esa resultante mundialización acrecentó las desigualdades arraigadas de los pueblos. Fomentó la polarización, continuó el parcelamiento de los intereses individualistas y permiso una concentración del capital en tan pocas naciones, en perjuicio de las mayorías.

El sistema capitalista imperante, hasta en los niveles emocionales de los pueblos, por aquel permanente lavado de cerebro, acentuó aquello que Gorostiaga dijo en 1991: “el norte de los pocos con mucho y el sur de los muchos con poco”. Desafortunadamente aún subsisten aquellas estrategias de acumulación del capital en los países privilegiados, en perjuicio del progreso y bienestar de América Latina. La despensa de los países ricos ha comenzado a menguar y esto les inquieta y les provoca obstinación. Esa preocupación les incita  a subsidiar desestabilizaciones a través de los órganos entreguistas y de agentes tarifados. Ejemplos patéticos lo vemos en Brasil, Argentina y otros, cuyo compromiso de sangre no les permite salirse a la buena.

Esto requiere en América Latina el arribo de gobiernos democráticos fuertes y decididos que sostengan sus principios con dignidad e hidalguía. La necesidad de desenmascarar aquellas tesis fondomonetaristas que antaño condicionaban (afirmo que aún lo hacen) los préstamos a la aplicación de sus programas de ajuste (Grecia, España). Naciones cuyo interés es proteger sus capitales en deterioro de la situación social de sus pueblos. Si nada ha avanzado en beneficio colectivo, ¿qué nos espera en el resto del siglo XXI? Fácil es adivinarlo. No tanto por las prácticas proféticas sino por lo que estamos presenciando. Pareciera ciertamente que se tratara de una gran fatalidad.

Observemos detenidamente el comportamiento de las finanzas internacionales, como para ilustrar algo de lo más patético en el mundo. La política del desprecio a lo exógeno está dando pasos agigantados. Los políticos conscientes de su incapacidad para cumplir con la prosperidad de sus pueblos han decidido avanzar por el camino de la “desocupación de lo extraño en sus países” Es decir sacar a humildes ciudadanos que han pasado toda una vida limpiándoles los baños para tratar de estabilizar la crisis del desempleo y de la carencia de alimentos. Craso error del cual se arrepentirán posteriormente. El proteccionismo ha creado aislamientos y soledades económicas.

El agiotismo de los banqueros pretende continuar sosteniendo una tesis que luce completamente desfasada para los tiempos actuales, porque el papel moneda no solo esta desestabilizado sino que los patrimonios son insuficientes para alcanzar una garantía suficiente pero si persiste una prosperidad individualista de los grandes intereses mundiales. Alemania parte al frente con sus artimañas financieras, Estado Unidos sosteniéndose en la fabricación de armas; China en su producción comercial y Japón en sus inventos. La inflación se ve inevitable. La hambruna evidente y la guerra como salida para la solución adecuada, traerá más ruina y descontento en los pueblos.

Meter la cabeza bajo la tierra colocando muros entre los vecinos no es ni elegante, ni digno ni la respuesta eficiente al problema de la crisis de sus bolsas y valores. Cada día observamos como los compromisos y los acuerdos no se cumplen. Aunque no lo queramos la africanización de América avanza. Es una realidad objetivamente posible aunque las oligarquías pretendan sostenerse con las ruinas de las naciones que oprime. Los estados mínimos de bienestar han desaparecido. Los gobernantes han perdido su capacidad de respuesta ante las necesidades de las fuerzas de trabajo, los servicios sociales y la equitativa distribución de los ingresos. Acuden al pechaje

La insistente opresión del FMI y del BM para exprimirle el jugo a la naranja, acrecentará la concentración de la riqueza en los grupos económicos que protege. Fomentar la esclavitud de las sociedades para satisfacer los servicios de una deuda perversa, les hará regresar  a los despojos de los patrimonios sociales para después rematarlos y mantener el lucro de sus miembros privilegiados. El Tercer Mundo se ha expandido, aunque la despectiva actitud trate de ocultarlo con los desalojos de quienes les han hecho naciones prosperas, ¿quién se quedará con el oro? No pareciera ser Brasil Argentina, Chile o Paraguay ni una Colombia que no puede con su paz.

Lo que es evidente es el desmantelamiento mediante unas falsas inversiones. Es otra forma de ensuciar las economías de los pueblos, por cuanto las industrias sucias son las que desean distribuir por todo los países pobres, las naciones poderosas. Una trampa en ejecución. Para sostener sus aspiraciones explotadoras, las naciones ricas cuentan con sus ejércitos asalariados y la fuerza policial. Los presupuestos se abultan hacia ese medio de represión. Aquella “cultura del mercado” mediante una política de la liberación del comercio y la privatización de las economías ha fomentado la corrupción y la miseria. No tardará mucho en que vengan a Latinoamérica por el agua, como han llegado, hace tiempo, por el petróleo y las riquezas naturales.
Ahora se ha hecho difícil escribir sobre determinado tema específico porque la evolución y la dinámica de los acontecimientos han concatenado todas las opciones y mezclado todas las materias. Desligar una razón de otra es desintegrar los hechos. La economía mundial se ha unificado mediante una simbiosis necesaria. Las aristas rebasaron el triángulo para convertirse en una línea recta en lo concerniente a las políticas de los gobiernos. Los mil ojos superaron al del Horus. Me atrevo a creer que el despegue de los países tercer mundistas no se ha realizado. Quizás, no porque no se haya intentado, sino porque cada día las sociedades se deslizan como peces bajo el agua.

Recordemos aquella “teoría de la sobrecarga”, pretendida por las elites económicas para la reducción del gasto público, dio paso a un deterioro más profundo de las condiciones de vida de los pueblos. La crisis fiscal de las naciones ricas nos las desea imputar a las naciones pobres. Nada extraño, ha sido su modus operandi.

 fundapoder@hotmail.com

1 comentario:

  1. ¡INTERESANTE COMENTARIO DE UN DESPERTAR DE LA AMÉRICA ANTE LA NOTORIA DIFERENCIA CON LOS GRUPOS DE PODER EXISTENTES EN EL MUNDO!

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